La vida, para bien o para mal, es muy corta y única. Lo más razonable que cualquier persona puede hacer es vivirla lo mejor que se pueda, sin caer en excesos de ninguna clase. Vivir en libertad, con las necesidades básicas satisfechas y en sociedad, esto es lo mejor a lo que se puede aspirar.
Es aquí donde entra la importancia de los jóvenes. Las personas de edad más avanzada que nosotros son los que dirigen al mundo, pero ellos ya han vivido, por lo cual el descuidar el futuro no parece tan importante para algunos. Somos nosotros, los jóvenes, que tenemos que estar del otro lado de la balanza, recordando a nuestros superiores que tiene que haber un buen futuro para nosotros, porque en eso recae totalmente el que nosotros podamos vivir nuestra vida plena. Los niños no pueden participar, son eso, niños sin un juicio bien cimentado de nuestra realidad, por lo cual no pueden participar de la misma manera que una persona joven.
Muchas veces no somos tomados en cuenta por nuestra poca o nula experiencia profesional y en otros ámbitos de la vida. Pero somos nosotros a los que más nos importa el mundo que nos entregaran y por lo tanto no podemos quedarnos con los brazos cruzados. Algunos si estamos preparados y contamos con un ímpetu de ser escuchados y solo nos hacen a un lado. De hecho debido a nuestra mayor preocupación por el futuro es que somos los que contamos con mayor visión y con ideas jamás antes concebidas, generación tras generación siempre será así. También, en muchos casos, somos la población más activa.
Voy a utilizar un ejemplo. Ayer estaba de oyente en un diplomado de derechos humanos y seguridad ciudadana y había una señorita que refleja la participación de los jóvenes de la que he estado hablando. Cuando he podido asistir, ella siempre ha estado participativa, comentando, aportando nuevas cosas y puedo ver en ella algo que siempre es de admirar en una persona: pasión. Sumándole a esto a la convicción de que podía generar un cambio y el trabajo de otras personas como ella, dan como resultado este diplomado de derechos humanos (aunque, como aprendí allí, los derechos humanos es un término redundante). Para mi en ésta época oscura del país no encuentro algo más reconfortante. Aun si no hubiera aprendido nada, la asistencia habría valido la pena.
Jóvenes que me leen, los invito a que participen activamente a favor de la sociedad desde su propia materia. Y si no tienen una por diversas razones o incluso si tengan una, pueden actuar por lo menos en favor de su comunidad. ¿Hay un poste que no alumbra y es peligroso transitar por esa zona de noche? ¿Hay un bache en la calle? ¿Se ve muy mal la basura acumulada en la orilla del río? Repórtenlo a la autoridad correspondiente. ¿No saben cuál es? Investiguen. Las autoridades competentes están ahí, aunque no todas actúen inmediatamente, pero si no hacen presión con menor razón harán su trabajo. No piensen "ya alguien más lo hará", por que eso piensa todo mundo.
No les estoy pidiendo que arreglen el mundo solos. Desde su propio lugar, con sus recursos y los del lugar pueden crear cosas, cosas que tal vez ni se imaginan. A ustedes más que a nadie debería importarles. ¿O acaso van a esperar a que su abuelito o abuelita lo haga? Por supuesto que no, lo de ellos es descansar. Lo de nosotros, ¡Actuar!
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